En un reciente encuentro en Barcelona, destacados expertos han subrayado la persistente dependencia de la energía nuclear, a pesar de la notable evolución hacia fuentes de energía más sostenibles. Jim Skea, presidente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU, hizo hincapié en las dificultades que enfrentan sectores clave como el transporte, la industria y la construcción para alcanzar cero emisiones en el siglo XXI debido a la falta de tecnología adecuada.
Durante su intervención en la 40 Reunió Cercle d’Economia, Skea compartió su visión sobre el futuro energético, señalando que, aunque algunos de sus pronunciamientos puedan parecer desalentadores, hay un claro mensaje de esperanza. Destacó que entre un 5% y un 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero podrían ser mitigadas gracias al impulso de la energía eólica y solar.
Subrayó además la importancia del acceso a energías renovables, ya que en muchas regiones, estas fuentes se han vuelto más competitivas que los combustibles fósiles. Skea también enfatizó la relevancia del rol de la ciudadanía en esta transición, afirmando que para que las personas opten por vehículos eléctricos, es necesario crear un entorno propicio que incluya productores comprometidos con la tecnología y la infraestructura de carga.
La mesa redonda posterior a la ponencia incluyó a destacados panelistas como Helena Viñes, presidenta de la Plataforma de la Unión Europea sobre Finanzas Sostenibles, y Nemesio Fernández-Cuesta, copresidente del Grupo de Transición Energética de Alantra. Fernández-Cuesta remarcó que, aunque la generación eléctrica a partir de energías renovables es la opción más económica, la dependencia del territorio en relación con la energía nuclear sigue siendo un factor determinante. Afirmó que las plantas nucleares en Cataluña permanecerán operativas, insinuando que la región necesita asegurar su suministro energético.
El experto propuso que una combinación de mantener las nucleares en funcionamiento, fomentar la inversión en almacenamiento, aumentar la capacidad de renovables e invertir en redes eléctricas podría resultar en un sistema eléctrico descarbonizado que habilitara la electrificación de procesos industriales. También abogó por iniciativas de reforestación como parte de una estrategia más amplia.
En cifras optimistas, Viñes señaló que ha habido avances significativos en la transición energética. Sin embargo, destacó que la principal limitación es el tiempo: el inicio temprano en la implementación de políticas sostenibles podría haber permitido un enfoque más sereno y gradual. Además, celebró el papel de Europa como líder en la escena internacional, observando cómo las empresas están comenzando a alinear sus planes de inversión con criterios de sostenibilidad, en respuesta a la creciente atención de los mercados financieros e inversores hacia estos temas cruciales.
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