
El intendente Carles Hernández, a cargo de la comisaría de información de los Mossos d'Esquadra, ha presentado este lunes declaraciones que confirman el análisis del dispositivo diseñado para la detención del expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, durante su visita a Barcelona el 8 de agosto de 2024. Este informe fue solicitado por el magistrado del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, y ha sido clave en la investigación que se lleva a cabo.
La magistrada está indagando sobre las acciones de tres agentes de los Mossos que, según se afirma, ayudaron a Puigdemont a escapar de un acto de bienvenida programado en el Paseo de Lluís Companys. Esta fue la primera vez que el exmandatario regresaba a la ciudad desde su exilio en Bélgica, luego de la declaración unilateral de independencia en octubre de 2017.
En el momento en que estaba previsto que se ejecutara la detención, Puigdemont descifró rápidamente la situación. Después de ofrecer un discurso en el escenario, se integró en la comitiva de su partido y logró evadir a las autoridades utilizando un vehículo, lo que generó gran revuelo en el operativo policial.
Hernández ha comparecido ante la jueza del Juzgado de Instrucción 24 de Barcelona, reconociendo que el exlíder catalán utilizó “una maniobra de distracción ágil y rápida” para consumar su fuga. Esta declaración coincide con la tipología de eventos que estaban bajo investigación por las posibles complicidades durante el operativo policial.
Este mismo día, otros dos testigos, miembros de la División de Asuntos Internos de los Mossos, han corroborado el contenido del informe inicial relacionado con el caso. Se busca desentrañar las circunstancias y decisiones que llevaron al desenlace de aquel día.
En una declaración previa, el entonces jefe de los Mossos, Eduard Sallent, había afirmado ante la jueza que había instrucciones claras para proceder con la detención de Puigdemont a su arribo a Barcelona. En cuanto a la táctica utilizada por el expresidente, Sallent apuntó que optó por una zona donde las carpas evitaron la detección por parte de drones, cubriéndose con una tela negra para esquivar el control policial.
Al ser cuestionado sobre si los tres agentes involucrados en el escándalo tenían conocimiento del plan para su gestión, Hernández indicó que no podía confirmarlo y expresó su incertidumbre sobre un posible contacto con el Ministerio del Interior respecto al control fronterizo en esos momentos cruciales.
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