En 2024, la industria de cruceros en el Puerto de Barcelona aportó 3,4 millones al día a la economía catalana.
En el contexto del Puerto de Barcelona, la actividad relacionada con los cruceros ha mostrado cifras impresionantes en 2024. Con la llegada de 2,8 millones de cruceristas, se estima que la economía local se benefició con un impacto anual de 1.236 millones de euros, lo que equivale a una facturación diaria de aproximadamente 3,4 millones de euros. Cada visitante, de media, gastó cerca de 436 euros durante su estancia.
Estas estadísticas se detallan en el estudio titulado 'Impacto económico de la actividad crucerista en Barcelona (2024)', que fue presentado por el profesor Jordi Suriñach en una reciente conferencia de prensa. La investigación es fruto de la colaboración entre el Puerto de Barcelona y la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA).
El análisis del impacto económico incluye un amplio espectro de datos, abarcando no solo el gasto realizado por los turistas y la tripulación, sino también la actividad económica generada por las empresas locales que se benefician directamente de esta afluencia de visitantes.
Del total de 1.236 millones de euros, se destacan 668,3 millones provenientes de gastos directos de los cruceristas y 567,5 millones relacionados con el impacto indirecto en la economía local. Según Mar Pérez, responsable de cruceros del Puerto de Barcelona, este sector no solo trae visitantes, sino que también dinamiza otras áreas económicas, como los servicios de alimentación y la atención médica para los tripulantes.
El impacto en el producto interior bruto (PIB) de Catalunya fue significativo, con una contribución de 707 millones de euros, lo que se traduce en 249 euros por crucerista. Además, este sector generó 9.511 empleos a nivel regional. Focalizando en Barcelona, el puerto de la ciudad aportó 855 millones de euros en facturación, generando un impacto diario de 2,3 millones de euros.
En la ciudad condal, la actividad crucerista contribuyó con 498 millones de euros al PIB y creó 6.693 puestos de trabajo, lo que significa que cada crucerista representa una facturación de 302 euros y una contribución de 176 euros al PIB local.
De los 2,8 millones de cruceristas que llegaron, 2,2 millones exploraron la ciudad, mientras que 600.000 se quedaron en el barco. Solo el 21% de los visitantes pasaron la noche en Barcelona, disfrutando de una estancia media de 2,8 noches. Estas cifras llevan a un total de 3,7 millones de movimientos de pasajeros, reflejando un crecimiento del 16,5% respecto a 2019.
Los datos indican que la mayoría de los cruceristas son estadounidenses (28,5%), quienes son los que más gastan, con un promedio de 307 euros por persona y noche, combinando gastos de alojamiento, comida, ocio, compras y transporte local.
En términos fiscales, la actividad de cruceros generó ingresos importantes: el Gobierno recaudó 154,2 millones de euros, con 94,8 millones para la Generalitat y 11,9 millones para el Ayuntamiento de Barcelona, sumando un total de 261 millones en ingresos tributarios.
Sin embargo, el director de CLIA, Alfredo Serrano, ha expresado su preocupación por el aumento de la tasa turística, actualmente en pausa en el Parlament de Catalunya, advirtiendo que esta medida podría afectar a las familias de ingresos medios, que se verían obligadas a pagar hasta 15 euros por persona por actividades que, según él, generan más beneficios que inconvenientes para la sociedad.
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