BARCELONA, 4 Nov. - Una reciente encuesta realizada por el Institut Català Internacional per la Pau (Icip) indica que más de la mitad de los catalanes, específicamente el 51%, considera que es necesaria una revisión de las penas y la expulsión de delincuentes inmigrantes para alcanzar una convivencia pacífica en Catalunya. Este estudio sobre la convivencia y cohesión social en la región, se llevó a cabo entre el 23 de junio y el 23 de julio de 2025, con la participación de 2.763 adultos residentes en Catalunya.

En una rueda de prensa celebrada este martes, Kristian Herbolzheimer, director del Icip, junto a Toni Rodón, uno de los coordinadores del estudio, presentaron sus hallazgos basados en criterios de sexo, edad, ubicación geográfica y nivel educativo de los encuestados. La encuesta revela que un 63% de los participantes favorece un endurecimiento de las penas en lugar de considerar alternativas a la prisión como medidas efectivas para combatir la criminalidad. Asimismo, un 46% no está dispuesto a sacrificar derechos o libertades individuales en pos de una mayor seguridad personal.

En el ámbito de la inmigración, el 46% de los encuestados opina que los inmigrantes cometen más delitos en comparación con la población catalana. Sin embargo, la opinión sobre la inmigración es matizada; el 58% de los participantes considera que la llegada de inmigrantes es beneficiosa para la economía, y un 57% rechaza la idea de que su cultura se vea amenazada por la diversidad cultural que aportan.

A nivel local, la convivencia es valorada más positivamente, con una nota media de 6,6 sobre 10 en el entorno de barrios y municipios; no obstante, esta cifra disminuye a un 5,9 cuando se refiere a Catalunya y a un 5,6 en el contexto de España. Casi la mitad de los encuestados cree que la seguridad en su localidad ha empeorado en el último año, mientras que las percepciones de inseguridad aumentan al 64% en el caso de Catalunya y al 72% a nivel mundial.

El estudio también identifica los delitos más comunes en los municipios, destacando el vandalismo, el tráfico de drogas, robos en viviendas y espacios públicos, así como ocupaciones ilegales, que un 56% de los encuestados considera bastante frecuentes. La investigación revela, además, diferencias generacionales en la valoración de la democracia; mientras que las personas mayores defienden con más fuerza los valores democráticos, un 40% de los jóvenes manifiestan escepticismo o desacuerdo, mostrando una tendencia hacia posturas más conservadoras.

En cuanto a las amenazas a la paz global, un alarmante 77% de la población catalana percibe un alto riesgo en la creciente influencia de Estados Unidos, una perspectiva que contrasta notablemente con la visión de hace dos años, cuando solo el 6,6% consideraba a Rusia como la principal amenaza. La encuesta apunta que para asegurar la paz, la ciudadanía prefiere la cooperación internacional, las sanciones y la ayuda a países en desarrollo por encima de las intervenciones militares y el aumento del gasto en defensa, siendo el 46% contrario a elevar este gasto al 2% del PIB en España.

Respecto a la polarización social, se identifica que el ‘procés’, la lengua y la inmigración son los temas que más dividen a los catalanes. Aunque la percepción de polarización relacionada con el independentismo mantiene su importancia, ha disminuido ligeramente en comparación con años anteriores, pasando de un 7,1 a un 6,6 en la escala de divisiones sociales.

Finalmente, un 79% de la población catalana opina que la sociedad ha experimentado cambios significativos en los últimos dos años, de los cuales un 34% considera que esos cambios han sido desfavorables. A su vez, el 71% cree que las nuevas generaciones enfrentarán condiciones de vida más adversas que las de sus padres. Herbolzheimer destaca que esta situación en el sector juvenil presenta desafíos, pero también oportunidades para que las administraciones públicas implementen medidas que logren revertir esta tendencia negativa.