La exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y el concejal de ERC en el Ayuntamiento, Jordi Coronas, han compartido su experiencia de haber sido víctimas de un trato abusivo y humillante por parte del Gobierno israelí. Ambas figuras políticas llegaron al Aeropuerto de Barcelona tras ser deportadas por su participación en la Global Sumud Flotilla, de la cual ofrecieron desgarradores relatos de las condiciones que enfrentaron.

En declaraciones a la prensa, Colau subrayó que su experiencia es apenas un reflejo de las realidades dolorosas que vive a diario el pueblo palestino. “Lo crucial aquí es detener el genocidio y habilitar corredores humanitarios”, señaló, mientras celebraba el apoyo popular que se ha manifestado tras la intervención de la flotilla.

Colau calificó la interceptación de la flotilla de un acto ilegal y un secuestro en aguas internacionales, criticando que varios activistas enfermos no recibieran la atención médica adecuada y que todos los detenidos sufrieran privación de sueño y constantes insultos. “La solidaridad fue palpable entre todos nosotros, incluso ante las tormentas y los ataques con drones”, agregó, destacando las huelgas de hambre y sed realizadas por más de 100 tripulantes como símbolo de resistencia.

Cuando llegaron al puerto de Ashdod, Colau relató que un gran despliegue policial les recibió con agresividad, sometiéndolos a horas de humillación física y verbal. “Nos obligaron a estar de rodillas con la cabeza en el suelo, mientras eran despojados de nuestra ropa y dignidad”, recordó la exalcaldesa.

Colau también criticó la decisión del Gobierno israelí de encarcelar a todos los activistas, independientemente de si habían aceptado o no la deportación, y denunció la falta de acceso a asistencia legal. Describió el traslado a la prisión como “extremadamente duro” y relató que sufrieron condiciones inhumanas, incluyendo una temperatura helada en las furgonetas que los transportaban tras horas sin comida ni agua.

En el patio de la prisión, se encontró con una imagen abrumadora de Gaza devastada por los bombardeos, acompañada de un mensaje en árabe que decía “Bienvenidos a la nueva Gaza”, lo que le llevó a insistir en la violación de los derechos humanos que sufrió el grupo. Colau llamó a la comunidad internacional a movilizarse y criticó el apoyo brindado por Estados Unidos y la Unión Europea a lo que calificó de “estado neofascista” que es Israel, instando a desmantelar cualquier forma de complicidad con su régimen.

Por su parte, Jordi Coronas reafirmó la necesidad urgente de poner fin al “genocidio” en Palestina y manifestó su esperanza de que todos los integrantes de la Global Sumud Flotilla regresen a casa sanos y salvos. Habló sobre el valor y la integridad de quienes participan en movimientos por la justicia y mencionó la profunda conexión que ha desarrollado con sus compañeros de viaje.

Coronas también relató un intento de coacción por parte de la policía, que trató de forzarlos a firmar un documento en el que se autoinculpaban de violaciones a la ley israelí. “Nos negamos y ellos firmaron en nuestro nombre, lo que deja claro que la supuesta democracia de Israel es una farsa, una antidemocracia que actúa de manera violenta y corrupta”, concluyó con indignación.

Al llegar a Barcelona, Colau y Coronas fueron recibidos por unas 200 personas, incluyendo familiares, amigos y simpatizantes de Comuns y ERC, quienes manifestaron su apoyo incondicional. Entre los presentes estaban figuras destacadas de la política catalana, como el secretario de Estado de Cultura, Jordi Martí, y otros representantes de partidos progresistas.