Acusado de violar a su hija en Lleida acepta cuatro meses de prisión por no respetar la orden de alejamiento.
Un caso impactante ha vuelto a despertar la preocupación sobre la protección de las víctimas de violencia sexual. Un hombre, que había sido arrestado el martes por desobedecer una orden de alejamiento respecto a su hija, se enfrenta a graves acusaciones que han trascendido la frontera de la intimidad familiar.
La detención se produjo tras un incidente alarmante en Lleida, donde se le acusa de haber agredido sexualmente a su hija en plena vía pública. El suceso ocurrió la madrugada del domingo, cuando la Guàrdia Urbana, al realizar una patrulla, encontró al hombre en situación comprometedora junto a una mujer de 20 años, quien resultó ser su propia hija, y un niño de 8 años presente en la escena.
Días después de su arresto, el detenido aceptó someterse a un juicio rápido en el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Lleida, donde recibió una condena de 4 meses de prisión, aunque su cumplimiento quedó suspendido por un período de dos años, siempre que no incurra en nuevos delitos.
A pesar de esta decisión, el tribunal impuso medidas cautelares para proteger a la víctima, que incluyen una distancia mínima de 200 metros entre el padre y su hija, así como la prohibición de cualquier forma de comunicación con ella. Sin embargo, estas medidas no impedieron que el hombre, en un acto de desobediencia, se acercara al hogar de su hija, lo que resultó en su arresto nuevamente.
Este caso resalta no solo la gravedad de la violencia de género, sino también la necesidad urgente de garantizar el cumplimiento de las medidas de protección para las víctimas. La situación plantea importantes interrogantes sobre el sistema judicial y su capacidad para salvaguardar la seguridad de quienes más lo necesitan.
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