En un momento crucial para la ciudad, el presidente de la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa, ha enfatizado la urgente necesidad de regular el turismo. Su objetivo es aliviar la presión sobre los espacios públicos, combatir la estacionalidad y diversificar la oferta turística, además de mitigar los efectos adversos que esta actividad genera en la comunidad.
Durante la inauguración del Foro Barcelona, un evento significativo en el ámbito turístico y económico, Illa compartió el escenario con figuras destacadas como el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, el alcalde de la ciudad, Jaume Collboni, y el presidente del Grupo Hotusa, Amancio López. Este encuentro puso de relieve la importancia del diálogo entre diferentes actores del sector.
Illa subrayó que, aunque el turismo ha demostrado ser un sector fructífero, es imperativo establecer un marco regulatorio que garantice su sostenibilidad. “Es un área que, como cualquier otra, requiere de regulación. Y en este caso particular, es fundamental”, afirmó el presidente, quien se mostró convencido de la necesidad de actuar.
Las preocupaciones que comparte Illa giran en torno a las consecuencias de un turismo masivo, desde el impacto sobre la vivienda y la seguridad pública hasta el uso excesivo de espacios comunes. “Es responsabilidad de las instituciones corregir estas externalidades”, aseguró, alineándose con las preocupaciones de muchos ciudadanos.
En respuesta a esta situación, el Govern de Cataluña está desarrollando una nueva Ley de Turismo. Illa destacó que esta normativa no se concibe como un obstáculo al crecimiento, sino como una herramienta para salvaguardar la viabilidad del sector, pensando en su estabilidad a corto y medio plazo.
“Apoyamos el turismo, sin más. Es una pieza clave de nuestra economía”, reafirmó Illa, quien resaltó que esta actividad representa el 12% del PIB catalán y proporciona empleo a aproximadamente 500,000 personas. A la fecha, Cataluña ha recibido 16 millones de turistas hasta septiembre, lo que subraya la relevancia del sector en la vida económica de la región.
A pesar de los beneficios que trae el turismo, Illa también hizo hincapié en la importancia de que esta prosperidad se distribuya equitativamente. “Un destino que brilla por su atractivo turístico debe asegurarse de que los residentes disfruten de condiciones de vida igualmente excelentes”, enfatizó, destacando que esto no se puede aplicar de manera uniforme en todo el territorio, ya que las necesidades de Barcelona, la costa, el interior y los Pirineos son marcadamente diferentes.
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