24h Cataluña.

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El abad Manel Gasch defiende el papel fundamental de la Abadía de Montserrat en la cultura catalana.

El abad Manel Gasch defiende el papel fundamental de la Abadía de Montserrat en la cultura catalana.

En el corazón del Monasterio de Montserrat, el abad Manel Gasch ha instado este lunes a la comunidad a permanecer firmes en la fe cristiana como herramienta para enfrentar los desafíos contemporáneos. La declaración se produjo durante un evento conmemorativo del milenio de la fundación de la Abadía, que contó con la presencia de los Reyes de España, Felipe VI y Letizia.

Gasch destacó la "estabilidad" cultural que Montserrat ha proporcionado a la identidad catalana a lo largo de los siglos. En sus palabras, esta riqueza se ha manifestado en el lenguaje, la música y la literatura, todos aspectos que han florecido bajo la influencia del Abat Oliba, reconocido como el fundador del monasterio. Durante un coloquio, subrayó la importancia de la figura de Oliba en la evolución cultural de la región.

El abad hizo hincapié en la relevancia del legado benedictino y la capacidad de los monjes para tejer una narrativa de estabilidad y perdurabilidad a través del tiempo. "Estar mil años en el mismo lugar es un signo indiscutible de una estructura sólida", reflexionó, situando a Montserrat como un pilar en el paisaje geográfico y espiritual de Cataluña.

En su discurso, Gasch expresó la firme determinación del monasterio de ser un referente en la fe cristiana, capaz de dialogar con la diversidad y ofrecer soluciones a los numerosos problemas que enfrenta la sociedad actual.

El evento también reunió a figuras destacadas como el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, y el ministro Jordi Hereu, quienes se unieron a la celebración de la rica herencia de Montserrat y su continua influencia en la sociedad.

Gasch caracterizó al Abat Oliba no solo como un religioso, sino como un importante impulsor de la política y la paz en un período complicado de la historia, enfrentándose a abusos feudales y conflictos entre diferentes grupos religiosos en la península ibérica. "Su legado sigue siendo un faro en la búsqueda de la paz", afirmó el abad.

El comisario del milenario, Bernat Juliol, subrayó la relevancia de Oliba como "catalizador" de los valores benedictinos, y un símbolo de cómo el monasterio puede ser un espacio de paz en el bullicio del mundo moderno. En este contexto, se mencionó la conservación de parte del claustro románico de Sant Miquel en el museo The Cloisters de Nueva York, una muestra tangible de la conexión cultural que Oliba ha dejado atrás.

El abad de la Basílica de San Pablo Extramuros, Donato Ogliari, también aportó su visión, destacando que los principios del cristianismo han sido fundamentales para el desarrollo de Europa, no solo desde una perspectiva espiritual, sino también cultural y social.

A través de un enfoque constructivo hacia la diversidad, Ogliari propuso que es posible fomentar una convivencia pacífica y creativa, donde la cultura del encuentro se convierte en el camino hacia la armonía.

Finalmente, Ignasi Fossas reflexionó sobre la intersección entre el cristianismo y la universalidad, afirmando que la verdadera identidad cultural no cierra puertas, sino que abre diálogos y promueve la convivencia. Según Fossas, el monasterio es un refugio que acoge las diferencias y fortalece la identidad de cada persona que busca ser parte de esta comunidad.