La, en teoría, pacífica manifestación de ultraderecha conocida como "Unidad y Contra el Odio" se convirtió en un caos el sábado en Charlottesville, Virginia. Miles de personas convergieron en la universidad de la ciudad para expresar su disconformidad con la eliminación de una estatua del general confederado Robert E. Lee de la plaza central. Partidarios de la supremacía blanca, neonazis y miembros del Ku Klux Klan se encontraban entre los manifestantes, algunos de los cuales portaban banderas confederadas y vestimenta propia del Tercer Reich. Sin embargo, también hubo muchos manifestantes pacíficos que protestaban contra esos grupos de odio y racismo.

La violencia estalló cuando un grupo de hombres blancos, armados con porras y escudos, se encontraron con una contramanifestación antifascista. Los caos y las peleas se sucedieron en diferentes puntos de la ciudad, con ambos grupos lanzándose objetos contundentes y gas lacrimógeno. En un momento dado, un conductor embistió con su automóvil a una multitud que se oponía a los neonazis, matando a una mujer e hiriendo a otras veinte.

La "Marcha por la Unidad" de este sábado ha sido una de las más grandes e intensas de su tipo en años, con personas de todo el país acudiendo a expresar su oposición a la ideología supremacista blanca que ha estado ganando terreno en la política estadounidense recientemente. Muchos líderes políticos han condenado el ataque y el odio que encontró la protesta.

El presidente Trump, cuya campaña y administración han sido criticadas por muchos por su supuesto fomento de la intolerancia, tardó horas en hacer una declaración en reacción a la violencia. Más tarde, condenó "estas vacías muestras de odio, fanatismo y violencia en muchos lados", pero su declaración fue criticada por muchos por no señalar específicamente a los grupos de supremacía blanca como responsables y por equipararlos con los antirracistas.