La directora de la prisión de mujeres de Barcelona Wad-Ras, Soledad Prieto, ha manifestado su preocupación por las deficiencias en las instalaciones de la prisión, tanto en términos de seguridad como en el tratamiento de las presas con trastornos de personalidad.
En una entrevista con Europa Press, Prieto ha señalado la necesidad de contar con un espacio para estas internas que no solo las separe del resto, sino que también les ofrezca actividades de corta duración y más variadas. Sin embargo, lamenta que las condiciones de las instalaciones sean deficientes debido a la falta de espacio y el uso de materiales reutilizados.
Para solucionar estas carencias, la Generalitat prevé construir una nueva cárcel de mujeres en la Zona Franca a partir de 2027. Aunque la directora no estará en el cargo para ese momento, afirma que asistirá a la inauguración de la nueva instalación.
Prieto también ha resaltado la importancia de diferenciar entre los trastornos de personalidad y los problemas de salud mental al tratar a las mujeres en prisión. Según ella, a menudo se tiende a confundir ambos conceptos y se requiere un enfoque diferenciado para su tratamiento.
En cuanto al perfil de las internas en Wad-Ras, Prieto destaca que la mayoría son mujeres jóvenes que han sido encarceladas por delitos contra la propiedad y contra la salud pública, principalmente relacionados con el tráfico de drogas. Además, señala que ha habido cambios en las nacionalidades de las presas debido a las modificaciones en las rutas principales del narcotráfico en los últimos años.
La prisión de Wad-Ras cuenta con capacidad para 164 internas, incluyendo a 11 madres. Actualmente, acoge a 108 presas, entre las cuales hay siete madres con ocho bebés de hasta tres años. Estos bebés tienen plaza reservada en la escuela pública del barrio.
Según Prieto, los periodos de encarcelamiento de algunas internas, especialmente las más jóvenes, deberían reevaluarse, ya que considera que permanecer varios años en una cárcel es una exageración. Además, destaca que estas internas no suelen causar muchos problemas en la prisión.
La cárcel de referencia para las mujeres penadas en Catalunya es Brians 1. Sin embargo, en situaciones de "overbooking", algunas internas que aún no han sido juzgadas son trasladadas allí. Durante la pandemia, se evitó el traslado de mujeres condenadas para reducir el riesgo de contagio.
La pandemia ha tenido un impacto significativo en el funcionamiento de la cárcel, con la suspensión de miles de juicios por delitos menores. Además, ha habido una disminución en el número de presas acusadas de narcotráfico internacional, lo que ha afectado el ritmo de trabajo en la prisión.
Desde el confinamiento, ha habido un aumento en las penas cortas, lo que implica una rotación más frecuente de las presas y un aumento de la carga de trabajo. La directora destaca las dificultades administrativas que conlleva este proceso, como la comprobación de los datos de la interna y sus hijos, si los tiene.
Además de las presas trasladadas durante la pandemia, hay otro grupo de internas en Wad-Ras que permanecen en la prisión a pesar de haber cumplido su etapa de prisión preventiva y haber sido condenadas. Estas presas, a las que la directora llama "enchufadas", se encargan de servicios esenciales de la cárcel como la cocina y la lavandería a través de un contrato con el Centre d'Iniciatives per la Reinserció (Cire).
La directora destaca que intentan ocupar a todas las internas, ya sean empleadas o no, con diferentes actividades, como pintura, gimnasio, cursos de peluquería, arreglos de ropa e informática. Además, asegura que el centro cuenta con una gran cantidad de ordenadores disponibles para las internas.
Asegura que siempre hay internas referentes asignadas a todas las actividades, para que en caso de ausencia de la monitora, las internas puedan continuar realizando las actividades sin problemas.
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