24h Cataluña.

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"Navidad en Wad Ras: Una reclusa reflexiona sobre la ausencia de su familia"

Las festividades se preparan con entusiasmo en el módulo de madres del centro penitenciario de mujeres en Barcelona, conocido como Wad Ras. Este año, las internas se han organizado para llevar a cabo una serie de actividades que incluyen una fiesta con regalos, la tradicional decoración del árbol y la celebración del tió, un símbolo de la cultura catalana que aporta alegría a la celebración navideña.

En la actualidad, Cristina, una madre de 22 años y recién llegada a esta realidad, reflexiona sobre su situación. Desde hace siete meses está cumpliendo una condena de cuatro años por un delito de lesiones, tiempo en el que ha estado acompañada por su hija, que en ese momento era solo un bebé de poco más de un año. Esta Navidad, ambas pasarán juntas sus primeras festividades en este centro, ubicado en pleno Poblenou, donde conviven con otras 120 mujeres, la mitad de las cuales se encuentran ya condenadas.

La joven madre expresa sus emociones de manera sincera: "Es muy fuerte para mí estar aquí dentro unas Navidades sin mi familia". Sin embargo, a diferencia de otras mujeres que ven a sus hijos salir con familiares, Cristina encontrará consuelo en la presencia de su pequeña. La comunidad de internas se ha unido para decorar el módulo con el apoyo de colaboradoras de la cooperativa Tata Inti. Juntas, han adornado las puertas y planean colgar guirnaldas, montar un árbol y colocar un 'tió' en el pasillo, todo bajo la mirada atenta de un funcionario que vigila este espacio, el único en el que las celdas permanecen abiertas.

Anna, una educadora del módulo de madres, comenta que esta época del año trae consigo una profunda tristeza para las internas, que suelen lamentar no poder pasarla con sus seres queridos. Por ello, se llevan a cabo diferentes actividades, además de ofrecer un menú especial en estas fechas. Una de estas actividades incluye un taller organizado por una entidad externa, que se llevará a cabo durante tres tardes, donde se crearán regalos para los hijos de las internas. Estos obsequios se entregarán durante una festividad programada para el 21 de diciembre, que también incluirá un 'caga tió'.

La tradición ya se ha convertido en un evento anual, según Ana, quien menciona que los hijos menores de ocho años que viven fuera con otros familiares también están invitados a participar, creando así una atmósfera festiva con merienda y celebraciones compartidas. La educadora describe cómo esta fiesta permite a los padres conocer un poco más sobre el entorno en el que se encuentran viviendo sus seres queridos.

En cuanto a la nochevieja, esta no se festeja en el módulo de madres, pero las internas que no tienen hijos a su lado podrán disfrutar de la fiesta organizada en los módulos regulares, donde la música y la alegría son parte de la celebración. "Como nos pasa a todas, si tienes críos, haces una fiesta más infantil; si no, vas a la discoteca", bromea la educadora, resaltando la adaptación que deben hacer las mujeres a su contexto.

Con motivo de la festividad de Reyes, se gestionan regalos no solo para los hijos de las mujeres en el módulo, sino también para los de todas las internas que tengan contacto con ellos, en especial aquellos que sean menores de 8 años. Estos regalos se entregarán durante las visitas familiares. Además, la educadora menciona que habrá disfraces de Reyes donados y que tanto profesionales como internas se vestirán para dar una nota especial al día que alegrará a los niños presentes.

La labor de la cooperativa Tata Inti es fundamental en este proceso de integración cultural, según explica Trini, una de sus colaboradoras. La organización se enfoca en ayudar a las internas a conectar con las tradiciones de la sociedad en la que se encuentran, especialmente durante momentos culturales como la Pascua o la Navidad. Trini enfatiza la importancia de que las internas entiendan la cultura circundante, aprendiendo sobre la figura del tió y reflexionando sobre sus propias tradiciones familiares.

Además, el enfoque en la "contención emocional" se convierte en vital, dada la montaña rusa de emociones a la que deben enfrentarse las internas. Trini comparte que cuando una mujer recibe una mala noticia, necesita expresar lo que siente, sobre todo porque el legado emocional que están construyendo es crucial para sus hijos. La atención hacia estos aspectos se torna esencial para que las madres mantengan siempre el enfoque en sus pequeños.

La historia de Adriana, una interna de 36 años, añade otra capa a esta narrativa. Su paso por el centro comenzó cuando ingresó embarazada y dejó a su otro hijo fuera, una situación que le ha generado un profundo dolor. Confiesa que el año anterior fue devastador al no poder pasar las Navidades con su hijo mayor, y aunque ahora se siente más preparada, sigue esperando un momento que le permite luchar por su libertad.

Ana, otra madre interna con un largo historial de condenas, también refleja su deseo de dejar atrás su pasado y reintegrarse en la sociedad. Su deseo de abrir una pastelería y hacer bombones artesanales ilustra la esperanza que todas comparten. A pesar de las adversidades, cada una de ellas tiene sueños que anhelan alcanzar una vez que recuperen su libertad, visualizando un futuro en el que puedan reunirse con sus familias y construir nuevas vidas.