En un escandaloso giro de los eventos, el Arzobispado de Barcelona reveló que el vicario de la parroquia de Sant Félix Africà, Pere Muñoz, mantuvo silencio sobre los abusos sexuales cometidos por el antiguo párroco, José Mariné Jorba, quien falleció en 2010, antes de que Muñoz pudiera pedir perdón por su omisión.
BARCELONA, 10 Junio.
El caso salió a la luz en diciembre de 2023, cuando se exigió a Muñoz, de 95 años, que se disculpara por haber ocultado los abusos del párroco a Aurelio Álvarez, un ex monaguillo que sufrió los abusos en los años 70.
En una declaración ante el Tribunal Eclesiástico de Cartagena, Muñoz afirmó que nunca presenció los abusos directamente, pero tenía conocimiento de las reuniones irregulares que el párroco mantenía con algunos niños de la parroquia.
Muñoz también mencionó la presencia de otro hombre en estas reuniones, aunque no identificó al individuo ni denunció los hechos a sus superiores eclesiásticos.
Ante esta situación, el cardenal arzobispo Joan Josep Omella ordenó una investigación para determinar responsabilidades y consideró el silencio de Muñoz como perjudicial para las víctimas, imponiendo una penitencia que consistía en pedir perdón a Álvarez por carta, aunque la avanzada edad y la enfermedad de Muñoz impidieron que esto se llevara a cabo.
El vicario falleció en mayo de 2024 antes de poder cumplir con la penitencia, lo que llevó al Arzobispado a comunicar por correo electrónico a Álvarez el perdón que Muñoz no pudo formalizar por escrito.
El Arzobispado subrayó su compromiso con las víctimas y ofreció apoyo psicológico y espiritual a Álvarez cuando presentó la denuncia en marzo de 2023, cubriendo los costos del tratamiento solicitado por la víctima.
Además, se hizo un llamado a otras posibles víctimas para que denuncien cualquier abuso sufrido y se reiteró la disposición para reparar cualquier daño causado.
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